ORGANIZACIÓN Y LUCHA

3 de julio de 2020

SE VEÍA VENIR: CAOS EN EL SERVICIO DE COCINA DEL HOSPITAL PUERTA DEL MAR

Una de las obras anunciada y emprendida por la dirección del hospital para este verano es la modificación y renovación parcial del servicio de cocina, que va a conllevar el cierre total de sus instalaciones durante un periodo comprendido entre los 3 y 4 meses (“si todo discurre según lo previsto”). Mientras que dure la obra, la preparación de la gran mayoría de las comidas de los pacientes corre a cargo de un cátering externo contratado expresamente por el hospital, que diariamente nos trae las comidas en camiones para su reserva en cámaras de frío durante 24 horas; al día siguiente, nuestro personal de cocina regenera las comidas mediante calor, prepara las bandejas en una única cinta de emplatado (en lugar de las dos que siempre hemos tenido en el servicio) y, posteriormente, distribuye, recoge y limpia las bandejas de comida de los pacientes.

Opciones distintas de la descrita había muchísimas, como, por ejemplo, construir una cocina totalmente nueva en el actual área de vestuarios del sótano (situados enfrente de la actual cocina) y trasladar el área de vestuarios al interior del hospital, en los espacios del sótano que han quedado libres tras el traslado a Zona Franca del almacén general y del archivo del centro; era, sin duda, la opción más lógica y sensata. Pero la dirección del hospital rechazó tajante la idea y, por no aceptar, no aceptaron siquiera ninguna de las restantes propuestas alternativas que también se le hicieron para afrontar, incluso, su obra parcial de la cocina, como elaborar, mientras tanto, el grueso de las comidas en San Carlos o Puerto Real o, incluso, montar algún tipo de cocina provisional en otros espacios del centro. Su idea era su idea y todo lo demás, para ellos, carecía totalmente de la más mínima validez. 

Pues bien, cuando apenas llevamos poco más de una semana sirviendo las comidas elaboradas por el catering privado y preparando las bandejas en una sola cinta de emplatado, los problemas de ejecución y las quejas constantes de pacientes y familiares no dejan de crecer días tras días. 

Para empezar, la calidad de las comidas que se sirven a los pacientes ha decrecido de forma brutal (adjuntamos, como fotos 1 y 2, imágenes de uno de los almuerzos y cenas servidos estos días). 



Además, y en numerosísimas ocasiones, las comidas (que se mantienen elaboradas y en nevera desde el día anterior) no han sido adecuadamente regeneradas y han subido frías a las plantas. 


Numerosos productos, además, pierden textura y resultan incomestibles al día siguiente tras el proceso de enfriamiento y regeneración, como sucede, por ejemplo, 

con las guarniciones de patatas fritas o arroz (elaborados íntegramente desde el día anterior) o como ocurre con la tortilla de patatas, que se desmenuzaba directamente tras recalentarla en horno (“regeneración”) e intentar emplatarla. 

Para colmo, los productos que se sirven con las meriendas (preparadas por el hospital) se han modificado completamente, de forma que ya no se le facilita a los enfermos/as un café suave, un descafeinado o una leche caliente con galletas o una pequeña pieza de pan, sino productos fríos preelaborados (“tetrabriks” de zumo o batido) y una fruta, contenido todo en una bolsa de papel como si estuviéramos en un “burguer” (Foto 3). 



Finalmente, y por si todo lo anterior no fuera bastante, el uso exclusivo de una sola cinta de emplatado ha duplicado el tiempo que se precisa para preparar las bandejas; si antes de la obra un almuerzo, por ejemplo, se emplataba con dos cintas en una hora y cuarto, ahora con una se precisan dos horas y media, lo que ha obligado a adelantar la hora de comienzo del emplatado de cada comida y a retrasar su hora de finalización; como resultado inevitable de ese cambio, los primeros servicios de cada comida suben a planta una hora antes de lo habitual y los últimos una hora después, lo que provoca, a su vez, no solo indebidas alteraciones de los horarios de ingesta habituales de los pacientes, sino también importantes problemas asistenciales con la dispensación de tratamientos (por ejemplo la insulina) o la realización de pruebas diagnósticas a los pacientes ingresados. 

Como ya hemos comentado antes, el resultado de todo ello ha sido un deterioro gravísimo de la calidad del servicio de alimentación que se presta, tanto en materia de producto servido, como de condiciones generales de su reparto y presentación. Deterioro que ha dado lugar, a su vez, a un notable grado de malestar entre los usuarios/as (que han presentado ya numerosas reclamaciones a este respecto), así como a un incremento brutal de los deshechos de comidas, ya que decenas y decenas de bandejas retornan sin consumir por los pacientes y se tiran íntegramente a la basura. 

Desde las Secciones Sindicales de Autonomía Obrera y CGT responsabilizamos de todos estos graves problemas que está generando la obra de cocina al equipo directivo del hospital y, de forma muy especial, a la dirección de servicios generales y a todo el equipo de irresponsables que tiene a su servicio, cuya extrema incompetencia no cesa de ofrecernos ejemplos día tras día (averías constantes en lavandería, privatización de mantenimiento, caos en la gestión de taquillas, etc.) y está llevando a toda la división en su conjunto a un deterioro y una privatización creciente. 

Cádiz, a dos de julio de dos mil veinte. 

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