Este va a ser, sin duda, el verano en que un mayor
número de obras se acometan en el Hospital “Puerta del Mar” de Cádiz y en sus
centros dependientes. De hecho, entre el 15 de junio y el 1 de septiembre están
previstas un total de 21 intervenciones en nuestro centro, 3 en el Hospital de
San Carlos y una en el Centro de Especialidades de Vargas Ponce.
Algunas de ellas (las menos) resultan sin lugar a
dudas necesarias y supondrán mejoras evidentes en nuestras instalaciones.
Otras (la mayoría) están ideadas abiertamente (como ya
denunciamos a finales de junio) para justificar los cierres de camas que se
acometen y su conveniencia real o la duración prevista de las mismas son más
que discutibles.
Y algunas obras llegan a resultar sencillamente
innecesarias por no conllevar ningún tipo de ventaja funcional para los
usuarios, como sucede, por ejemplo, con la obra de remodelación completa del
salón de actos de nuestro hospital que se inició el 1 de julio y que está previsto
que finalice el 31 de agosto. Una obra que ha supuesto, entre otras
actuaciones, que se derriben por completo todos los techos del salón de actos, que
se arranquen las coberturas de todas las paredes, que se desmonte y cambie por
completo todo el entarimado y que se tiren directamente a la basura las casi
200 butacas que tenía en su interior.
No cabe duda de que el salón de actos de nuestro
centro no era “el último grito” en arquitectura moderna, pero resultaba digno
y, desde luego, notablemente aceptable y válido para realizar en él cualquier
tipo de evento propio de un centro hospitalario (presentaciones, reuniones de
servicios, etc.), como sobradamente se ha demostrado a lo largo de los últimos
años.
Abordar una sustitución tan radical y extrema como la
que en estos días se está llevando a cabo en nuestro salón actos habría
resultado asumible si al SAS le sobrasen de repente los recursos económicos y
no hubiese, además, otro tipo de inversiones más perentorias y útiles para los usuarios de
nuestro hospital. Pero obviamente esa no es, en absoluto, la realidad, sino más
bien toda la contraria: nos faltan recursos económicos en multitud de conceptos
y tenemos necesidades infinitamente más urgentes.
¿Cómo podemos, por ejemplo, gastarnos miles y miles de
euros en tirar y cambiar las butacas de todo un salón de actos y no cambiar, en
primer lugar, todos los incomodos y rotos sillones de los acompañantes de
pacientes de nuestras habitaciones, o las mesitas de noche prehistóricas que
hay en muchas de ellas o las camas antiguas y destrozadas que aún perviven en muchas
de las habitaciones de nuestro centro?;
¿cómo es posible que antepongamos la renovación
íntegra de un salón de actos al cambio completo de todos los carritos rotos e
impresentables que tenemos por el hospital?; ¿cómo podemos emplear recursos en
modificar todo un salón de actos cuando por otro lado se escatima hasta lo
miserable en contrataciones, cuando no se cubre ni siquiera un 20% del personal
que se va de vacaciones o se siguen negando obcecadamente incrementos de
plantilla en algunas unidades que son absolutamente necesarios (como sucede por
ejemplo en banco de sangre)?, ¿Por qué se prioriza cambiar el salón de actos en
lugar de cambiar muchos de los vestuarios de la planta sótano que son indignos
para los tiempos que corren?, ¿Cómo es posible, en fin, que, en medio de una
sanidad pública herida de muerte por los recortes económicos aplicados con
intensidad durante años, nos dediquemos de repente a gastar recursos en obras
tan innecesarias y fatuas como la que aquí criticamos?...
Desde Autonomía Obrera y CGT del Hospital “Puerta del
Mar” consideramos que esta modificación integral del salón de actos de nuestro
centro supone un derroche inmoral de recursos económicos y constituye otra
clara prueba de la falta de sensatez y de preocupación real por los pacientes
que parece regir desde hace tiempo la gestión de nuestro hospital.
Se trata de acelerar el hundimiento de la sanidad pública escondiendo el objetivo con reformas innecesarias.
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