Los recortes y la propia incapacidad gestora del equipo de
dirección sigue haciendo estragos en el Hospital “Puerta del Mar”, y de forma
especialmente sensible en los últimos meses en la Unidad de Cuidados Intensivos
del centro.
Si hace poco más de un mes fue el conato de tragedia que
provocó el incendio (aún inexplicado) de un cuadro eléctrico, y hace dos
semanas la reaparición de ulceras en los pacientes por la escasez de colchones
de aire, ahora le ha tocado el turno al estallido de las infecciones nosocomiales
o intrahospitalarias en nuestra Unidad de Cuidados Intensivos.
Las infecciones nosocomiales son aquellas que contraen los
pacientes al resultar infectados por microorganismos patógenos existentes en las propias
instalaciones hospitalarias, muchos de los cuales desarrollan un fuerte
resistencia a los antibióticos y aumentan el riesgo de mortalidad en
porcentajes muy importantes.
Aunque las infecciones intrahospitalarias han sido un
problema constante en la Unidad de Cuidados Intensivos (por la falta de
aislamiento entre camas, fuerte inmunodepresión de muchos de los pacientes,
técnicas invasivas, uso de respiradores, etc.), desde hace tres semanas la
situación de alarma terminó estallando ante los elevados valores que se
registraban de infecciones nosocomiales en pacientes.
Según parece (porque la dirección no ha facilitado
información alguna sobre esta crisis), la bacteria aislada en esta ocasión ha
sido de nuevo la Acinetobacter baumanii, una de las de mayor capacidad
expansiva y de difícil erradicación por su resistencia a la mayoría de los
antibióticos conocidos, y que fue la causante, como se recordará, de un
gravísimo brote en el año 2008 en el Hospital 12 de Octubre de Madrid al
afectar a 252 pacientes, 18 de los cuales fallecieron a causa de dicha bacteria
según una investigación del propio centro.
El aumento de las infecciones nosocomiales por esta bacteria
en nuestra UCI ha llegado a alcanzar tal gravedad que las medidas adoptadas por
la dirección han resultado absolutamente extremas. Así, se han dado
instrucciones para aislar y separar completamente las cuatro áreas que
configuran la UCI (Coronarias, Polivalente, Intermedio e Interpol); se han
reducido al mínimo los desplazamientos del personal sanitario entre las
diferentes unidades (en un principio incluso se prohibieron); para el acceso a
las zonas con mayores niveles de infección es obligatorio el uso de trajes
desechables; se ha asignado una trabajadora de limpieza específica para cada
una de las unidades (hasta ahora había una sola trabajadora para toda la UCI) y
lo mismo ha sucedido con el personal Celador; se han catalogado las unidades en
zonas blancas, grises y negras según el grado de infección de cada una; y se ha
cerrado durante varios días Polivalentes (la unidad con mayor presencia de
bacterias) para proceder a su desinfección completa. En definitiva, una
manifiesta situación de crisis que ha transformado la unidad de UCI de nuestro
centro en un verdadero campo de batalla bacteriológico. La pasada semana, aún permanecían
5 enfermos en aislamiento colonizados por esta peligrosa bacteria.
El incremento desmesurado de las infecciones
intrahospitalarias en nuestra UCI pone de manifiesto, en nuestra opinión, el
fracaso absoluto de las tardías medidas de control establecidas hasta la fecha
para reducir al mínimo estas infecciones, así como la total falta de previsión
y la incapacidad más absoluta de una dirección que es la principal responsable,
precisamente, de que este tipo de niveles de contaminación no se alcancen
jamás.
En multitud de ocasiones hemos denunciado a dirección las
graves deficiencias arquitectónicas que presenta nuestra unidad de UCI y sus
implicaciones sobre las infecciones nosocomiales, sin que ninguna de las
millonarias y muy cuestionadas obras realizadas en la misma haya servido, en lo
más mínimo, para corregir el problema. De igual modo hemos criticado los graves
efectos de la permanente movilidad de pacientes entre unidades por los graves
efectos que conlleva de traslado de los microorganismos patógenos entre unidades.
Y en multitud de ocasiones hemos criticado también como la falta de
sustituciones y el aumento del número de pacientes por trabajador no hacía más
que facilitar las posibilidades de transmisión involuntaria de este tipo
infecciones. Sin embargo, ninguna de tales consideraciones han sido asumidas
por los diferentes responsables del centro, que se ha limitado a promover
exclusivamente medidas de higiene y protección individual de los profesionales
sin entender que (aun resultando imprescindibles) tales prácticas resultan
inútiles cuando no se abordan en paralelo los cambios arquitectónicos,
organizativos y de personal que están en la base del crecimiento de las cepas
infecciosas en la UCI, ni se establecen medidas de prevención previas, en lugar
de aumentar los recursos necesarios una
vez se ha producido el brote.
Este nuevo frente de crisis en UCI (que se viene a sumar,
como ya hemos dicho, a otros graves problemas en la misma unidad y a otros
muchos en el resto del centro) no hace sino reflejar la grave incapacidad
gestora que, a nuestro juicio, sufre el actual equipo directivo de nuestro
centro y que, entendemos, requiere una sustitución urgente.
Consideramos, además, inaceptable que, en un asunto de esta
gravedad, la dirección mantenga una
actitud de absoluto secretismo, sin ofrecer a los representantes sindicales una
información veraz de lo que sucede en UCI y sin convocar siquiera el Comité de
Seguridad y Salud del centro.
Por todo lo expuesto, desde las Secciones Sindicales de
Autonomía Obrera y C.G.T., exigimos de los responsables del SAS el cese
inmediato del equipo directivo de nuestro centro, así como la apertura de una
urgente investigación externa que delimite con claridad el alcance de la
infección, las consecuencias sobre los pacientes afectados, y las medidas
definitivas que habría que adoptar en la Unidad de Cuidados Intensivos para
minimizar estas situaciones.
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